El fútbol es un deporte, y como
todo deporte, posee un contexto de juego. Dentro de ese contexto nos
encontramos con muchos matices que lo engloban, y uno de ellos es la
comunicación, la cual varía según la posición que compete al jugador. En este
caso nos adentraremos en la relación portero-jugador que se genera en portería
o fuera de la misma.
Antes de empezar a profundizar en
el tema, debemos conocer en qué equipo nos encontramos, que porteros tenemos y cuáles
son sus características estructurales, que modelo de juego propio nos van a
pedir, para saber que planificamos en función de la edad con la que trabajamos
y saber hasta dónde podemos llegar y hasta donde no. No es lo mismo trabajar en
un equipo de una localidad, que en un equipo de cantera de un club.
Por otro lado, es imprescindible
comprender que la figura del portero ha evolucionado mucho, y como entrenadores
de porteros, debemos estudiar y analizar su comportamiento. En años anteriores,
las actuaciones de un portero se limitaban en realizar acciones defensivas en
portería, catalogando al portero como un jugador que intervenía evitando los
goles del equipo contrario. Actualmente, la figura del portero ha cambiado y se
busca que el portero intervenga lo menos posible, ya sea a nivel ofensivo o
defensivo, siendo un portero que organiza a su línea defensiva persuadiendo de
que el rival les haga daño, de que les puede hacer gol, y que puede hacerle
actuar hacia una zona de riesgo, por tanto, estamos hablando de un portero
evitador, consciente de que existe una fase previa a la intervención, una fase
en la cual no toca el balón, sino que organiza a su línea defensiva para no
tener problemas.
Por tanto, cabe destacar, que un
portero participa en 2 procesos; un proceso defensivo y un proceso ofensivo.
Pues bien, como entrenadores de porteros, debemos introducirle a nuestros
porteros, unas herramientas eficaces que ayuden a establecer una buena
comunicación con el equipo, para dar sentido a dicho contexto de juego y evitar
situaciones de peligro por parte del equipo rival.
Sin embargo, ¿Por qué nos
encontramos porteros cuya personalidad es muy extrovertida dialogando con sus
compañeros de equipo en los vestuarios y cuando está en el campo normalmente no
habla? Es un portero que aparentemente no tiene problemas con su personalidad,
pero ¿Sabe cuáles son las funciones que le está pidiendo su entrenador? ¿Le exigen sus
compañeros que hable con ellos para organizar al equipo? ¿Sabe cómo tiene que
hacerlo? ¿Sabe lo que tiene que decir? A lo mejor no habla por ese motivo,
porque no sabe emplear una terminología adecuada y no puede ayudar a su equipo.
¿De quién es ese trabajo? Nuestro. ¿De quién es el mérito? El mérito siempre es
del portero, porque es el que juega y es el que se equivoca o acierta.
Nosotros, simplemente intentamos poner unos medios, de los cuales muchas veces
nos equivocamos, al igual que acertamos.
Por tanto, debemos evitar que un
portero esté en silencio cuando se están produciendo constantemente situaciones
en un entrenamiento o partido, porque está demostrando que no sabe como
comunicarse con sus compañeros. Normalmente, los porteros no hablan porque no
saben que decir al corregir a su línea defensiva ya que no poseen una buena lectura de partido. Debemos ser conscientes de
que el fallo no es suyo, sino nuestro por no haberlos enseñado. Se puede dar el
caso también de que un portero puede hablar mucho pero comunicarse mal, porque
no sabe cómo hacerlo y emplea palabras como vale, venga va, arriba, etc. Está
comunicándose con el equipo pero sin saber cómo hacerlo y en realidad no está
diciendo nada útil. Por esta razón, se llegan a dar circunstancias en las
cuales observamos a porteros frustrados porque la línea defensiva no le hace
caso a las órdenes que les está transmitiendo, pero la realidad es que el portero ha estado 90 minutos comunicándose
con la línea defensiva, diciendo cosas que no valen para nada. El portero se
acostumbra a emplear palabras frecuentemente diciendo lo mismo, y esas palabras
no tienen nada que ver con la acción que está sucediendo, por tanto esa
información que está ordenando, no sirve para nada al equipo.
Los entrenadores de porteros,
normalmente intentamos poner medios, y el portero que es inteligente los va
cogiendo, discriminando si algo le resulta útil o no y si tenemos razón o no. El portero tiene la capacidad de adquirir esa
información y ponerla en práctica, por tanto, el mérito es de él, porque ha
tenido la capacidad de ponerlo en práctica y no equivocarse. Entonces si el
portero tiene el hábito y sabe cómo hacerlo, si no lo hace es porque no quiere.
Si no tiene el hábito o no sabe cómo hacerlo, ya tenemos dos razones para saber
que algo estamos haciendo mal nosotros.
Como conclusión, podemos decir que la información que debe dar un portero para comunicarse con su equipo, debe ser de calidad en el momento oportuno, con un carácter positivo, intentando no entrar en valoraciones y evitando frases largas y cargadas de mucha información, ya que el jugador está centrado en la acción del juego que se está desarrollando, para llegar a ser beneficiosa y que no se produzca el efecto contrario a lo que se pretende, que no es otra cosa que ayudar al equipo a solucionar las acciones defensivas u ofensivas en portería o fuera de ella.
Para finalizar, compartiré con todos/as vosotros/as una frase que resume todo lo anteriormente comentado. Muchas gracias por todos los mensajes que recibo por parte de los lectores y por las visitas diarias que recibe el blog, ya que son el principal motivo por el que sigo escribiendo artículos. Un abrazo muy fuerte.
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