Wiston Coe era hijo de uno de tantos extranjeros que tuvieron que irse a Argentina por distintos motivos. En este caso, hijo de emigrantes irlandeses, a Coe le gustaba jugar a fútbol y eso hacía.
En 1906, su equipo, el Barracas, se jugaba la vida contra el Estudiante y el Alumni, grandes equipos de aquella época en la Argentina semi amateur que ya empezaba a disfrutar de este deporte.
Su portero titular del año anterior
había fichado por el Alumni y ese año tenían que “rotar” los jugadores
de campo. A él le toco bailar con la más fea puesto que sus compañeros
no se quisieron poner bajo del arco antes los equipos más fuertes del
campeonato. “Ya lo hago yo”, imaginamos que dijo.
El resultado no fue bueno puesto que
perdieron 2 a 1 contra el primer rival y 5 a 0 contra el segundo pero
las crónicas de la época lo ensalzan como el mejor en los dos partidos.
Esta otra mano de dios es una de esas
historias de fútbol que todo el mundo debería de conocer. Pero sobretodo, debería de saber para ver que no
tenemos limitaciones si nos lo proponemos y como el equipo es más
importante que la persona.
Fuente: www.futbolprimera.es
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