Podía perfectamente haber pasado a la historia del fútbol por su calidad en la portería, pero no fue así. Mark Bosnich será recordado porque un día, o varios, quizo dejar claro su ideario político/religioso sobre un terreno de juego.
El 14 de octubre de 1996 el Aston Villa jugaba en White Hart Lane frente al Tottenham Hotspurs. Los londinenses son un club con gran
tradición judía. Sus directivos siempre han practicado esta religión, e
incluso sus hooligans se mostraban orgullosos de su condición, buscando
siempe pelea con los radicales nazis de otros clubes como el Chelsea.
Durante el encuentro, al
guardameta villano, Mark Bosnich, no se le ocurrió nada mejor que
girarse hacia los seguidores que ese encontraban detrás de su portería y
hacer el saludo nazi, incluso poniéndose el dedo índice de una de sus manos sobre el labio superior, imitando un bigote hitleriano.
El gesto, capatado por cientos
de cámaras de fotos así como de televisión, llevaría a la Federación
Inglesa a sancionar al portero australiano con una multa de 1.000
libras, lo que demuestra lo poco sensibilizado que estaba el mundo del fútbol por aquel entonces. Como no podía ser de otra forma, Bosnich
dijo que había sido una estupidez, que repudiaba el nazismo y que
simplemente había sido una respuesta a los contínuos insultos recibidos.
Bosnich firmaría luego por el Manchester United
y el Chelsea, pero dando un rendimiento más que discreto. Más tarde, ya
retirado, admitiría haber consumido cocaína, pero nunca como deportista
en activo. Arruinado, volvió a jugar en equipos de su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario