En esta entrada del blog,
hablaremos sobre el mayor enemigo del portero de fútbol: el balón.
Cuando llega la hora de jugar un
partido, el portero salta al campo a darlo todo, siendo consciente de que su
mayor enemigo no es el delantero del equipo contrario, ni los centrocampistas,
ni los extremos, ni los defensas, su mayor enemigo es el balón.
El portero debe saber dominar cada
situación de partido, y para eso es preciso que domine el balón, cuyo fin hará
que resuelva bien la situación que se le plantea.
Si conseguimos ganar seguridad en el blocaje mediante nuevos ejercicios en los que los patrones corporales varíen
(rectificaciones), en el partido estaremos adaptados a dichos patrones y
mostraremos seguridad a nuestro equipo, mostrando un sentimiento afectivo y
seguro hacia el blocaje de balón.
Digamos que el portero debe
adquirir una necesidad y deseo de tener el balón y sentirse a gusto con él en
sus manos.
Pero conseguir la seguridad en el
blocaje del balón, no siempre es protagonismo del portero, sino que existen una
serie de factores que nos pueden crear nerviosismo o una actuación indeseada.
Algunos de los factores son:
Los fenómenos atmosféricos como
el viento, pueden desviar la trayectoria del balón, siendo imposible rectificar
a tiempo para blocarlo.
La lluvia puede frenar el balón,
o al contrario, incrementar su velocidad tras botar en el suelo, evitando que el portero mida bien su
posición para blocarlo o despejarlo.
Otro de los factores, puede ser
un balón fabricado que nos dé demasiados problemas a los porteros, como el caso
del Jabulani, balón utilizado en el Mundial 2010.
El Jabulani ha sido un balón que
ha recibido muchas críticas por parte de porteros internacionales como Muslera,
Iker Casillas, Julio César, Buffon, Justo Villar, Bravo y Sergio Romero,
quienes afirmaron durante la competición que para ellos era muy difícil
blocarlo y que les dio muchos problemas no sólo a ellos, sino también a los
defensores.
Como vemos, el balón es el
principal protagonista en el fútbol, y el portero debe adaptarse a él lo más
rápido posible, por eso soy un maniático con mis porteros de intentar trabajar
siempre con el balón de partido en los entrenamientos, para que el proceso de
adaptación sea total.
Un portero no debe nunca entrenar
con balones diferentes al balón de la competición, excepto momentos puntuales
en los entrenamientos que se utilicen como estimulación al portero para mejorar en su agilidad o en el tiempo de reacción, utilizando balones muy recomendados de la marca "reflejos" o balones de rugby.
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