Un portero de
fútbol contagia sus emociones a su equipo y a la grada. Un portero que es
seguro y además tiene confianza, proyecta seguridad a sus compañeros en lo que
concierne al trabajo defensivo.
La
inseguridad del portero resta confianza de sus compañeros en él, haciéndoles
más difícil la labor defensiva.
Resulta
curioso, escuchar el silencio en la grada cuando un portero realiza una acción
insegura y es percibida por los aficionados. Pues este silencio, llega a
bloquear al portero porque la falta de confianza de la grada, le hace más
inseguro todavía.
El portero
es un gran transmisor de estados anímicos. Es el primero que debe dar seguridad
al equipo. Esta seguridad permite al equipo trabajar con mayor tranquilidad,
trasladando a la grada confianza y consiguiendo un ambiente favorable para el
desarrollo del encuentro.
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