La vida de José Santiago Cañizares Ruiz (Madrid, 18-12-69) siempre ha estado
ligada al mundo del deporte. Sin ir más lejos, su padre sigue siendo profesor
de judo a los 67 años, además de entrenador, árbitro y examinador nacional. Por
este motivo, desde muy pequeño su progenitor ya le inculcó los valores de tan
noble deporte. De hecho, el ex-meta internacional puede presumir, entre otras
cosas, de ser cinturón negro primer dan, algo que siempre le ayudó a
mantener la agilidad bajo palos.
No obstante, si alguien influyó en su trayectoria, ése fue Eduardo Caturla,
entrenador a principios de los 80 del Calvo Sotelo. "Él fue la persona que
cambió mi vida, ya que siempre confió en mí y fue el primero que me dijo que
tenía que ser jugador de fútbol profesional". Pese a todo desde bien
pequeño Cañizares tuvo que dejar su casa para marcharse a la capital de España,
donde ingresó a los 16 años en la escuela del Real Madrid. "En la
residencia los días eran muy largos, ya que echabas mucho de menos a la
familia, pero por el contrario guardo muy buenos recuerdos de esos inicios en
un club tan grande como el Real Madrid", reconoce el portero valencianista,
que no olvida su primera temporada en el Castilla, donde empezó a conocer la
dureza del fútbol.
No obstante, hasta llegar a la élite no todo fue tan fácil. Tuvo que emigrar
a Elche, donde vivió otra mala campaña y luego a Mérida. De allí, el mejor
recuerdo que guarda es haber estado bajo las órdenes de Juan Gómez 'Juanito'.
"Vaya palo fue su pérdida. Recuerdo que yo y dos compañeros más habíamos
ido a Madrid a ver aquel partido ante el Torino y cuando paramos a repostar
camino de vuelta a Mérida nos enteramos por la radio que Juan había fallecido
precisamente por la misma carretera que nosotros estábamos transitando. Nos
quedamos bloqueados sin saber qué hacer. Estoy seguro que Juan hubiera sido un
excelente entrenador".
El club emeritense fue su salto definitivo hacia la
élite, ya que el Celta de Chechu Rojo apostó muy fuerte por él. Llegaba su hora
en Primera y Cañete no defraudó. El 6 de septiembre de 1992 debuta en la máxima
categoría en un derby frente al Deportivo que acabó 2-0 a favor de los
deportivistas. "En Vigo pasé dos años muy buenos y a Chechu le estaré
eternamente agradecido, ya que, además de lo deportivo, en el plano personal
tuvo un detalle conmigo que nunca lo podre olvidar".
En la Selección siempre apuntó desde muy joven. Su primera experiencia en la
'roja' no pudo ser mejor, ya que en el 86 ganó el Europeo sub-16 en Atenas.
También estuvo en el Europeo sub-18 y en el Mundial sub-20. No obstante, si hay
algo que no olvida fueron los Juegos de Barcelona, donde consiguió el Oro.
"La verdad que fue todo perfecto. Es una experiencia inolvidable, ya que
el ambiente que se vive en unas Juegos es espectacular, creo que no se puede
comparar a nada".
Al poco tiempo y de la mano de Javier Clemente llegó su cita con la
absoluta. En la retina de todos está aquel 17 de noviembre de 1993 en el
encuentro que la Selección jugaba en Sevilla frente a Dinamarca y nos debía dar
el pase al Mundial de Estados Unidos. "Expulsaron a Zubizarreta y me tocó
salir a mí. Vaya partido y vaya compromiso a mis 23 años. La verdad es que fue
inolvidable, me salió todo perfecto. Yo creo que es el partido soñado por cualquier
jugador". Era su consagración con la 'roja'.
No obstante, el destino le tenía preparado su regreso al Real Madrid. El
club que lo desechó y le dejó marchar al Celta reclamaba ahora sus servicios.
Cañizares regresaba a la casa blanca, pero ya curtido en mil batallas. Allí
ganó dos Ligas y una Liga de Campeones, pero la llegada de Capello e Illgner le
cerraron las puertas de la titularidad. Aguantó la temporada con el técnico
italiano al frente, y luego ganó la Champions con Heynckes. La figura de Cañizares
se iba engrandeciendo. Sabía que en el club del Santiago Bernabéu iba a tener
muy complicado jugar, por lo que Valencia sería su nuevo y último destino.
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