Rubén
Martínez no es portero por casualidad. Es un guardameta hecho a mano. Con sólo
8 años tenía su propia portería a medida y profesor particular, Juanjo Vila,
quien comenzó a pulirlo. A sus 30 años, el coruñés es el mejor portero nacional
de Primera con 21 paradas sobre un total de 28 remates y un nivel de eficacia
del 75%.
Titular
indiscutible para Francisco, ha cedido siete goles en las siete primeras
jornadas. A nivel general, ocupa el tercer puesto en la tabla de porteros por
detrás de Claudio Bravo y de Diego Alves, del Barça y Valencia,
respectivamente. Y entre los guardametas nacionales, es el más acertado, hasta
el momento.
El gallego
ha vivido este arranque bajo la alargada sombra de Esteban, todo un símbolo del
Almería en las últimas campañas, y ha superado el reto con nota. «No me
obsesiona, pero sí me gusta mucho dejar la portería a cero, pero en Primera es
muy complicado».
La clave del
buen momento del Almería, en su opinión, pasa por el colectivo. «En este
equipo, defienden todos, del primero al último jugador, y estamos cediendo
pocas ocasiones, quitando algún partido», ha valorado. Pero advierte: «Si
levantamos un centímetro el acelerador, todos los partidos se nos van a hacer
muy complicados».
El coruñés,
en 1992, no estaba todavía federado, pero ya tenía claro que quería ser
portero. Se lo hizo saber a su padre y éste movió ficha. Entró en contacto con
Juanjo Vila y este vecino le desveló los primeros secretos entre los tres
palos. Le diseñó una portería a medida para que tuviera referencias y comenzó a
entrenar tres días a la semana bajo su tutela.
La expulsión
de Víctor Valdés le dio la oportunidad de debutar con el Barca. Lo hizo contra
el Valencia, en el Camp Nou, el 18 de diciembre de 2004, con sólo 20 años. Tres
días después, fue titular contra el Levante. Rubén hizo partícipe de su alegría
a Juanjo Vila, su primer entrenador, y le invitó al partido.
Fuente: www.marca.com
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