Es bastante común que algunos porteros de fútbol
cuando veían que iban acabando su etapa o creían que ya la estaban acabando se
pasasen al fútbol sala. Lo que ya no es tan común es que provengan de otros
deportes al fútbol. Este fue el caso de Miguel Ángel, aquel mítico portero que
jugaría muchas temporadas en el Real Madrid, que era apodado “El Gato” por sus
felinas estiradas y que fue una gran leyenda en el equipo blanco.
Pues bien este gran portero no tenía pensado
dedicarse al fútbol ya que empezó jugando también de guardameta, pero de
balonmano, en el colegio Cardenal Cisneros donde estudiaba, donde en ocasiones
también jugaba al baloncesto, curioso este dato ya que sabéis algo de él,
Miguel Ángel no tenía una gran estatura. Sus excelentes condiciones como
defensor de la portería pequeña no pasaron desapercibidas y un buen día al
finalizar un partido le propusieron fichar por el A. D. Couto, un modesto club
de fútbol de categoría Regional de su Ourense natal. Aunque su nueva vocación
fue algo tardía (18 años) no tardo en despuntar en su nuevo deporte, tanto es
así que los dirigentes del Celta de Vigo se interesaron por él.
El Celta tenía apalabrado un partido amistoso con
el Real Madrid B, pero su portero Ibarreche se sintió indispuesto y que mejor
oportunidad para probar a aquel mozalbete, así que el conjunto vigués le llamó
para suplirle. El partido se jugó el 17 de mayo de 1967 y Miguel Ángel
únicamente jugó 45 minutos, donde le marcaron un gol, aunque el partido terminó
con 6-0 para el equipo merengue.
“El Gato” regresa a Ourense donde corrían fuertes
rumores de que iba a ser fichado por el Celta para la siguiente temporada, pero
esto nunca llegó a suceder, ya que algo debió ver algún ojeador del Madrid en
aquel amistoso. Y un escueto telegrama enviado a su casa le cambio el destino:
“Preséntese en Madrid, stop. Hará prueba por el Real Madrid, stop. Saludos”.
El resto ya es historia.
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