La
historia de nuestro fútbol ha evolucionado mucho en lo que respecta a la
portería. Está llena de porteros muy buenos físicamente y técnicamente, pero
muchos de ellos no son capaces de llegar a la élite manteniendo una continuidad,
porque tienen una deficiencia en su gestión mental de concentración, lo que
afecta también tácticamente en sus decisiones. Sin embargo, tenemos porteros
menos dotados en el físico y en la técnica, pero tienen una buena concentración
mental y les ayuda tácticamente a tener una efectividad en la toma de
decisiones. La capacidad de un portero de fútbol para concentrarse diariamente,
depende de muchos momentos a lo largo de su carrera deportiva. Hay momentos del
portero en los que existe un déficit de atención. Son momentos reflexivos,
debido a pensamientos internos, causados por intervenciones con errores
cometidos o por factores externos influyentes. La capacidad de mantener un alto
nivel de concentración, parece ser un elemento clave en la evaluación de un portero,
y es esta la línea discriminativa entre un portero normal, o un excelente
portero.
Además, si le añadimos que el papel del
portero en los últimos años ha aumentado a un ritmo vertiginoso en lo que se
refiere a participación en las acciones colectivas, certificamos que existe un
porcentaje mayor de riesgo de cometer errores, y si a ello le sumamos una falta
de concentración, el éxito no estará muy asegurado.
El
portero debe controlar la presión interna y externa del equipo, y su experiencia
es fundamental en su nivel de rendimiento. Por tanto, la atención, es un punto
muy fuerte en las situaciones que involucran al portero en la competición. Una
buena gestión del portero a nivel atencional en su concentración, hará que aprenda
a seleccionar los estímulos que requieran una atención especial, y descuidando
los que no son relevantes, es decir, focalizar la atención en el momento apropiado
u oportuno.
Los porteros en la
actualidad, buscan una proyección hacia adelante, ascendente, y muestran una
imagen segura, a pesar de las críticas, solventando los comentarios por parte
de los medios de comunicación y de la afición. El portero, debe sentirse con la
mayor confianza posible a su alrededor, sin afectarle su futuro. Debe estar preparado para afrontar el
siguiente partido con una gran seguridad en su capacidad de mejora.
Cuando
un portero comete un error, sabe perfectamente lo que ha ocurrido, y si el
error es por falta de concentración, todo el mundo lo puede percibir fácilmente
y debatir, ya que la acción mal interpretada es más que llamativa a los ojos
del espectador. El portero es consciente de que podía haber hecho algo más, por
tanto, criticarle no le beneficiará en su progresión, ni tampoco declararle
culpable de su equipo en el resultado final. Trabajar con tensión, afectará a
su rendimiento, por tanto, no habrá ningún beneficio para el equipo ni para los
aficionados. Al contrario, supondrá que
el portero no juegue manteniendo la tranquilidad de su equipo, concentrado en
la construcción del juego de su equipo, ayudando en la toma de decisión de sus
compañeros y tener una buena concentración en lo que resta de partido.
Por tanto, mantener la concentración un portero durante los 90 minutos de partido, es algo muy complicado, ya que algunos factores, provocan al portero un estado de aislamiento psicológico; factores como un resultado claro a favor de su equipo, que hace al portero entrar en estado de relajación, cuando el equipo no está acertado en ataque, aparece la frustración, por fenómenos atmosféricos como el frío, o por falta de inactividad debido a que el equipo rival no crea peligro, lo que conlleva un adormecimiento de la capacidad cognitiva.
En estas situaciones antes mencionadas de aislamiento psicológico, el portero suele pensar en cosas ajenas al partido que se está jugando. Para volver a estar presente en el campo, el portero debe recurrir a focalizar su atención de manera inmediata para dar instrucciones a sus compañeros, y si no es necesario en ese momento, realizar algunos ejercicios de saltos o movilidad articular, que lo lleve a un estado activo.
Por tanto, mantener la concentración un portero durante los 90 minutos de partido, es algo muy complicado, ya que algunos factores, provocan al portero un estado de aislamiento psicológico; factores como un resultado claro a favor de su equipo, que hace al portero entrar en estado de relajación, cuando el equipo no está acertado en ataque, aparece la frustración, por fenómenos atmosféricos como el frío, o por falta de inactividad debido a que el equipo rival no crea peligro, lo que conlleva un adormecimiento de la capacidad cognitiva.
En estas situaciones antes mencionadas de aislamiento psicológico, el portero suele pensar en cosas ajenas al partido que se está jugando. Para volver a estar presente en el campo, el portero debe recurrir a focalizar su atención de manera inmediata para dar instrucciones a sus compañeros, y si no es necesario en ese momento, realizar algunos ejercicios de saltos o movilidad articular, que lo lleve a un estado activo.
Para
finalizar con la entrada del blog, compartiré con vosotros/as una frase que
resume todo lo anteriormente narrado y espero que os invite a reflexionar.
Espero que el éxito haya sido el principal protagonista otra vez en vuestro fin
de semana deportivo. Un abrazo para todos/as.
Bueno eso de el aislamiento psicológico, el portero suele pensar en cosas ajenas al partido que se está jugando.
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