El guardameta vasco era hasta ayer el
internacional en vida de más edad. Falleció en su San Sebastián natal a
los 92 años y Mestalla le recordó anoche como hace unos meses a
Puchades. Porque Eizaguirre es leyenda del Valencia. No fue el club che
el único de su vida (Real Sociedad y Osasuna también le disfrutaron),
pero en Valencia fue donde más legado dejó (tres Ligas, una Copa y dos
trofeos Zamora) y desde donde llegó a la Selección.
A Eizaguirre le describían como un portero elegante en sus
movimientos y un virtuoso con los pies. Él se definía como "un
futbolista playero", porque fue en la arena de La Concha donde arrancó su pasión. Fue portero hasta los 40
y entrenador hasta los 55 años. El Arenas fue su primer club y de ahí
pasó a la Real Sociedad. Su padre, Agustín Eizaguirre, también portero
en su juventud, se comprometió en 1940 con el Valencia. Dio su palabra a
Luis Colina (secretario técnico che) y ni Alberto Maluquer (Barcelona)
ni Armet Kinké (Real Madrid) le hicieron cambiar de parecer pese a
presentarle sendas propuestas mejores. Hasta se puso en rebeldía en la
Real Sociedad porque no le dejaban marchar y por ello estuvo casi un año
sin jugar.
Ignacio Eizaguirre solía hacer mención a dos anécdotas. Su debut con
el Valencia fue en Chamartín y encajó cinco goles. Ramón Encinas le
relegó al banquillo y apostó por Pío. En enero el equipo viajó a Bilbao.
Eizaguirre acudió para ver a la familia (entonces solo viajaba un
portero) y su padre fue al hotel con un buen capazo de embutido. Pío,
que era un "tragón", cogió un empacho y Encinas no tuvo otra que poner
contra el Athletic a Eizaguirre. Ya no volvió al banquillo. Años
después, entrenando al Córdoba (lo hizo también a Osasuna, Murcia -al
que ascendió a Primera-, Celta, Granada, Burgos, Sevilla, Hércules,
Tenerife y Alavés) hizo debutar a Miguel Reina. "Paró un penalti y fue
gracias a mi mujer, Carmen, que nos analizaba a los rivales y nos decía
por dónde tiraba cada uno los penaltis".
Fuente: www.as.com
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