En las eliminatorias al Mundial Italia 90, se disputaba el partido
Chile vs Brasil en el mítico estadio Maracaná. Ganaba Brasil 1 a 0
cuando el encuentro fue interrumpido abruptamente pues el portero
chileno Roberto “Cóndor” Rojas estaba tendido en el suelo producto de
una herida causada por una supuesta bengala lanzada desde la grada.
Los compañeros al correr a auxiliarlo lo encontraron con la cara
ensangrentada y el portero desorientado.
El equipo chileno indignado por esta falta y motivados por el
entrenador, abandonaron el partido y acompañaron a su jugador herido al vestuario. La noticia fue titular en toda Chile y esa misma noche la
Embajada de Brasil en Chile fue apedreada, además de otros incidentes.
La espectadora que
lanzó la bengala fue detenida por la policia, era una chica de 24 años
llamada Rosenery Mello Nascimento Barcelos.
Más tarde se descubriría que todo era un engaño del portero quien se
había autoinflingido las heridas en la frente con una hoja de afeitar que tenía escondido en la manga del guante. La simulación del
ataque por parte de la afición brasileña fue calificada por los medios
como “un plan que buscaba conseguir un nuevo partido en un campo
neutral”.
10 años después, el portero declaró a los medios: “Me corté con una Gillette y se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, y mis compañeros me dieron la espalda”.
10 años después, el portero declaró a los medios: “Me corté con una Gillette y se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, y mis compañeros me dieron la espalda”.
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