Cada tarea integrada en el entrenamiento específico del portero, debe tener un objetivo principal técnico táctico, por tanto debemos mirar el lado subjetivo de la misma, y
lo aplicamos.
No podemos realizar una primera parte de la tarea con ejercicios de diferentes objetivos, por ejemplo, la primera parte de ejercicios frontales de 5
minutos, después hago juego con el pie 5 minutos, luego hago juego aéreo de 10
minutos, luego hago uno contra uno de 10 minutos, y luego hago relanzamiento
con el pie de 10 minutos.
¿Qué pasa ahí? que no nos interesa trabajar con esa diversidad de objetivos en la sesión, porque nos interesa
trabajar una serie de contenidos, lo suficientemente amplios y suficientemente
reducidos, para que el portero centre la atención y obtenga una mejora, pero si
le metemos de todo, lo volvemos loco y no aprende nada. Si por el contrario,
trabajamos el mismo contenido, el portero ya visualiza que se le pedirá y
adaptará los movimientos requeridos.
Así aprovechamos la sesión, la atención hacia ese objetivo, o lo que es lo mismo, optimizar
el trabajo. La dificultad será diferente a la del calentamiento y según la
etapa con la que trabajamos.
¿De qué manera podemos incrementar la dificultad? achicando o ampliando la distancia del golpeo, aumentando la intensidad, con la participación de compañeros, etc.
¿Cómo podemos incrementar el nivel decisional? pues utilizando al entrenador de porteros y al segundo portero, como jugadores de campo, para crearle incertidumbre a la hora de tomar la decisión. Con todo esto,
estamos optimizando el tiempo.
Para finalizar la entrada del blog, dejo la frase de esta semana. Un saludo a todos/as.
"No hay viento favorable para el que no sabe donde va".
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