Manolo López Santana, conocido futbolísicamente como
Manolo o el Gato de Arucas y recordado por muchos por ser el portero
del Tenerife (sustituyó en el minuto 23 a Agustín,
lesionado) en la remontada al Real Madrid en el último partido de Liga,
en la 1991-1992, puede presumir de algo de lo que casi ningún futbolista
osa. Ha sido capitán de Las Palmas y Tenerife, y aunque hoy declara que
su único club es el amarillo, dejó también muy buen recuerdo en el
equipo rival canario.
Nueve
años en el primer equipo de Las Palmas y cinco en el del Tenerife dan
para mucho, pero aquí nos vamos a quedar con una anécdota de su
trayectoria que sucedió precisamente en el impás de pasar de una isla a
otra, en el único otro equipo en el que militó: el Ceuta.
Tras ocho campañas de amarillo (la novena fue la última de su
trayectoria, después de su paso por Tenerife), un cambio en la
presidencia de la U.D dejó al guardameta con una propuesta de renovación
no a la altura de lo que él esperaba. Tal era, que Manolo prefirió
bajar a jugar a Segunda B que quedarse en Segunda (Las Palmas descendió
en la 87-88) defendiendo una vez más al equipo de su vida.
La suerte se alió con él y su comienzo de temporada 88-89 fue
espectacular. Acumuló partidos imbatido, uno tras otro, y su gesta iba
llamando la atención de los medios de comunicación nacionales. Ocho,
nueve, diez partidos... sin recibir un gol. Equipos hoy de Primera como
Levante, Villarreal o Granada, entonces en el Grupo IV de 2ªB no tocaron
red ante Manolo.
Jaime Huguet, portero del Logroñés, hasta ese
momento poseedor del récord nacional con 810 minutos (9 partidos), ya
era historia. La meta por la que la atención mediática estaba puesta en
Ceuta era la posibilidad de superar la marca del legendario portero
italiano Dino Zoff, inexpugnable en los partidos
internacionales de su selección desde septiembre de 1972 a junio
de 1974. Un total de 1.143 minutos era su registro.
Al decimocuarto encuentro, contra la Balompédica Linense y llevándose
ya disputados 57 minutos del mismo, un defensor del Ceuta introducía el
balón en su meta (eso dicen todas las crónicas, aunque parece que lo mete el delantero rival). Su registro se
detenía en 1.223 minutos, 80 más que el italiano. La noticia hizo eco
internacional.
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