Un portero debe ser consciente de que normalmente no
será reconocido como la estrella del equipo, por muy bien que trabaje y por muy
buenas actuaciones que realice. Es una gran constante que tienen, y deben saber
convivir con ella. Un portero debe trabajar para mejorar día a día y para
ayudar y mejorar al equipo con su mejora.
Si realizas un buen partido, se escucharán críticas de
que su equipo jugó muy mal, quedando en segundo plano su buena actuación, y no
debemos olvidar nunca que puede ser decisivo en el marcador como el delantero
que falla una ocasión, ya que es un jugador de campo más, y al igual que sus
compañeros de equipo, se deja el alma en cada entrenamiento para ayudar al
equipo a mejorar, solventando dificultades como la lluvia, quedando
completamente empapado de agua, y embarrado en los campos de tierra.
Cuando llegue a los campos nunca será tan aclamado por
la afición y será probablemente de los jugadores que pase más desapercibido por
el aficionado y firmará pocos autógrafos, además de estar pegado a la grada
dándole la espalda sin poder visionar los objetos que le lanzan y los insultos
que recibe.
Debe estar bien posicionado y muy atento al juego, sobre
todo al balón, y su personalidad debe obligarlo a convivir con el peligro sin
tener miedo a nada, dejándose su físico por su gran enemigo; “el balón”. Además
psicológicamente debe ser muy fuerte, para olvidar el error cometido o el gol
encajado que tanto daño nos hace, y pensar en la siguiente jugada de partido.
Una parada de un portero puede ser fundamental en el
transcurso de un partido, por eso nuestra posición, requiere un buen
entrenamiento físico y psíquico. El entrenador de porteros debe trabajar muy
bien el tiempo de reacción del portero, estimulándolo con ejercicios variados
sin saber cuál es el objetivo, además de realizar reflexiones sobre el
entrenamiento y los partidos, visionando vídeos, donde queden reflejadas sus
virtudes y sus debilidades. El entrenador de porteros, debe ir siempre de la
mano con sus porteros para lo bueno y para lo malo y hacerle saber que hay 2
tipos de porteros: los porteros que han fallado y los porteros que van a
fallar, por tanto el fallo es otra constante de un portero, y debemos trabajar
duramente para que no se produzca. Es increíble ver como tus porteros vuelan
sin miedo a por el balón, dando lo mejor de cada uno en cada entrenamiento y en
cada partido. Te demuestran su valentía, quedando el dolor de la caída en
segundo plano, mostrándote que para ellos no existe un límite, y como bien me
enseñó una frase que jamás olvidaré Jon
Pascu Ibarrola, entrenador de porteros vasco que trabaja actualmente en
Sudáfrica en 1º división en el Mamelodi Sundowns FC:
“Nuestro límite está en el cielo”
Cuando realizas un buen partido y llevas una buena
regularidad mostrando seguridad, todos los compañeros del equipo te abrazan, te
animan, pero cuando cometes un error que produce una pérdida de puntos
importantes, te llegan los malos momentos, la soledad, la falta de confianza,
el miedo a perder la titularidad por la que tanto has luchado y tanto trabajo
te ha costado, pero siempre tendrás el apoyo del entrenador de porteros, el
cual pasó por tu situación e incluso alguno, no tuvo entrenador de porteros y
tuvo que madurar pasando un mal trago solo, pasando por las experiencias
anteriormente comentadas.
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