En cualquier
actividad deportiva, el deportista, consigue sus logros dependiendo de las
sensaciones que le despierten, y ello hará que las intente alcanzar. Podemos
decir que el juego, a través de las
relaciones personales que se producen en las tareas de entrenamiento, debe ser un aspecto central en las primeras etapas de formación ya que permite
a los jóvenes porteros, estar en
contacto con una realidad compleja
y que se produzcan interacciones para
superar diversos obstáculos que
surgen en cada momento. Si nos adentramos en el mundo
del fútbol, podemos decir que a un portero de fútbol le debe gustar su posición,
y se debe sentir cómodo defendiendo sus objetivos.
El conocimiento
de un portero, siempre debe tener un
vínculo con la transmisión y esto
se refleja en la forma en que se
almacena. El conocimiento, se relaciona con la aplicación de medidas y está sintonizado específicamente para su aplicación en situaciones específicas,
y sólo se manifiesta no conscientemente, por lo
que está muy relacionado con los
hábitos que se han
adquirido. Dentro del proceso formativo, es clave
el saber estar en la portería y en
el proceso, aprender a pensar
como un portero, para entender las situaciones. A lo largo del tiempo, la comprensión de las situaciones, nos dará experiencia
a lo largo de los años, y esa
experiencia, permitirá tener la confianza y la capacidad de obtener información de lo que observa el portero, para llegar a ser un
portero profesional.
Sentir placer en
el aprendizaje y estar motivado por aprender, hará que nos mantengamos activos
y que busquemos a menudo repetir estas situaciones. Debemos actuar en base a
los hábitos que hemos adquirido y en ese proceso, las emociones juegan un papel
muy importante en la automatización del gesto propio, ya que es la memoria
cerebral la que retiene lo que nos provoca placer o dolor, y hace que le demos
preferencia a una decisión sobre otra, para evitar o provocar el dolor.
Además, el entrenador de
porteros, debe despertar emociones
en sus porteros y
saber alternar la cantidad de
placer y calidad en las tareas de entrenamiento, para
hacer de esta asociación una premisa para la evolución del portero y ofrecer el rendimiento como un acto similar al de sus
ídolos y sus modelos a imitar,
ya que pueden servir como referencia para el joven portero.
Como conclusión, podemos decir
que es muy importante la imitación en el período formativo del
portero, ya que se necesitan unas referencias para poder tener una meta a
alcanzar y siempre es beneficioso tener un modelo exitoso al que admirar y
tratar de emular para un buen aprendizaje.
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