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jueves, 1 de mayo de 2014

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: DE PORTERO A CRONISTA

 
El fallecido novelista Gabriel García Márquez, también fue portero de fútbol. El más universal de los colombianos, fundó su relación con el deporte cuando de niño, en las calles de su natal Aracataca, volaba, como lo hacen los guardametas, para detener pelotas de trapo. 
 
Pero si en algún momento de esa infancia Gabo pensó en ser futbolista, todo acabó cuando empezaron a jugar con un pesado balón reglamentario, con el cual sufrió un pelotazo muy potente y lo dejó sin aire al castigarle con violencia en el estómago. Peor para el fútbol. ¡Gol a favor del periodismo y la literatura!.

El impacto psicológico debió ser tan fuerte como el dolor del balonazo pues en los años siguientes sus amigos lo apodaron 'el Viejo' por su seriedad y aversión a practicar el fútbol como portero, aunque todo cambió al arribar a los 23 años y convertirse en seguidor furibundo del Atlético Júnior de la caribeña ciudad de Barranquilla.


Tiempo después, ya como periodista del diario barranquillero "El Heraldo", García Márquez incursionó en la crónica deportiva cubriendo los partidos del club de sus amores. Una de sus notas más recordadas de esa época, titulada "El juramento", relata lo que vivió en el estadio "Romelio Martínez" de Barranquilla en un partido entre Junior y Millonarios de Bogotá, que en los años 50 era considerado como uno de los mejores equipos del mundo. 

"Entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado", relató aquella vez en "El Heraldo" en una nota en la que plasmó su admiración por el argentino Alfredo Di Stéfano, que jugaba en Millonarios después de su paso por River Plate y antes de triunfar en el Real Madrid.
 




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