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viernes, 7 de marzo de 2014

ARTUR BORUC, EL PORTERO SANTO


Juan Pablo II logró que los habitantes de su país, Polonia, lo vieran prácticamente como un santo. El catolicismo, que llegó a superar el 90% de practicantes, se extendió por una región que quería dejar atrás el comunismo alentado por un capitalismo que quería instalarse con fuerza.

Allí nació Artur Boruc, que tuvo la fortuna de defender durante cinco temporadas la meta del Celtic de Glasgow, equipo fervientemente católico. Al polaco le advirtieron que en la Old Firm (los derbies entre Celtic y Rangers) está completamente prohibido hacer ningún tipo de gesto religioso, algo que Artur prefirió obviar.

Boruc se santiguó en cada ocasión que se acercó al fondo en el que se encontraban los seguidores del Rangers (protestantes) provocando el enfado de la Federación Escocesa de Fútbol y el respaldo público de la Santa Sede, que llegó a emitir un comunicado en el que decía no entender que el jugador pudiera expresarse con libertad.

Sancionado, Boruc quiso seguir demostrando su fe. Así que un año más tarde, en 2008, tras el pitido final de un nuevo Old Firm, decidió despojarse de su camiseta de portero para dejar ver otra de Juan Pablo en la que podía leerse Dios bendiga al papa.

La polémica le seguiría hasta la Fiorentina, donde dejó de hacer este tipo de manifestaciones, hasta su llegada al Southampton. Luego, problemas relacionados con su mujer, provocaron que el apelativo de el portero santo fuera disminuyendo.

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